La voz desaprendida… 

                                                   sobre la exposición El Capital de Bruno Godoy

Por Juan Pablo Cibrián

La visión que el artista contemporáneo Bruno Godoy (CDMX, 1984) expone en la serie de dibujos El Capital, invita a un diálogo con la homónima textualidad marxista siguiendo la reflexión del autor, sobre si algo puede ser útil sin tener valor de cambio. Es decir, si el valor del uso de un objeto es su utilidad o la capacidad de satisfacer una necesidad, mientras que el valor, en el sentido de valor de cambio, se refiere a la cantidad de trabajo socialmente necesaria para producirlo. 

Godoy demuestra con su proceso la necesidad por escuchar la voz del gesto, de forma que se desmarca y desaprende de imposiciones nihilistas, subrayando así, su apuesta por una investigación de las sensaciones que confronten lo superfluo. Y es esta experimentación sobre la voz desaprendida la que permite visualizar personajes que confrontan desde su vulnerabilidad la maraña de la basura tecnológica, opresión contextual y la lucha contra el peso de su propia individualidad. 

El valor que el artista ofrece sobre el cuerpo en su discurso apela a un tratamiento que potencie el convivio de ahondar en la figura humana. La gestión de los modelos nace por las aportaciones de los mismos y el diálogo con Godoy, permitiendo libertad en la pose que evidencia un proceso orgánico donde el cuerpo, expresivo y dejando atrás sus ataduras, potencie su voz. 

No solo cruza el término marxista en tanto el cuerpo sino también en observar como el mismo capital interviene en la poética que se trabaja semanalmente en Bruno Godoy Galería. Asimismo, ahondar como en el trazo se refleja la encarnación del cansancio, el encierro, el aplastamiento y el malestar psíquico, aristas que fungen como hilo narrativo de esta muestra.

Finalmente, sospechar sobre la “falsa conciencia”, herencia de Marx,  que, en este caso se inclina por cuestionar la alienación a paradigmas sobre el arte y su quehacer. Godoy sospecha también, que la opresión de la voz puede ser redimida mediante la búsqueda del gesto que, inconsciente ceñido a la carne, desaprendido en su organicidad puede ser representado en el papel.

Le invitamos cordialmente a sumergirse en esta experiencia única. ¡Esperamos su visita! 

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